No estoy embarazada, tampoco he tenido una pérdida; simplemente hoy quiero dedicarle esta aventura a mi futur@ hij@, a quien vengo esperando toda mi vida y que sé, cuando sea el momento correcto, podré conocer.
Todo comenzó hace más de 1 año y medio una noche en mi primer hogar. Estaba con "tu papá" echada en la cama conversando de los problemas que tenía porque mi anticonceptivo estaba agotado. Entonces, aprovechando el tema de la visita al ginecólogo lo miré y le pregunté ¿tú quieres tener otro hijo? ¿uno conmigo? y su respuesta afirmativa simplemente iluminó mi vida. Esto era serio entonces, nadie habla de un futuro así solo por las huevas. Ese día, comencé la aventura para ser tu mamá.
Cita con el ginecólogo, exámenes de sangre, nuevos anticonceptivos para ver cómo mi cuerpo reaccionaba, ecografía y una listita de pruebas... sin mencionar la obvia tarea de BAJAR DE PESO. Nada va a funcionar si no bajas de peso; si tú sales embarazada ahorita corres un alto riesgo porque tienes obesidad y problemas de azúcar, no podemos arriesgarnos. -¿Y cuánto debo bajar?- Primero llega a los 2 dígitos y te hacemos nuevamente exámenes, luego, por lo menos, debes bajar hasta 80 kilos.
¡Tenía que bajar más de 30 kilos por la puta madre! Bueno, ¿a la mierda, no? Si es lo que quiero, si es por mi salud y tu salud pues me puse en marcha, además por la pandemia me había subido también y tenía cero movimiento entonces este era el momento preciso. Ya había sacado mis cálculos: lo que me iba a tomar bajar (que ya sabía no sería rápido), un tiempo para viajar a Disney sola (perdón, hij@ pero sé que tus primeros años no podré ir pues jaja), para ahorrar y poder darte una vida decente y claro, un tiempo para disfrutar mi relación, para vivir juntos y seguir cumpliendo algunos sueños en paralelo. Así que me dije, para fines del 2022 yo ya debería tenerte en la panza.
Los nuevos anticonceptivos no funcionaron, la regla se me irregularizó más y mi cuerpo era un desastre. A ver, ¿por qué usaba pastillas si quería salir embarazada? Porque sin ellas la regla no me venía, a causa del sobrepeso y la resistencia a la insulina. Entonces, como ya estaba en un peso un poco más seguro, el médico me quitó todas las pastillas para ver si mi cuerpo funcionaba normal. Era un cambio hormonal duro, después de más de 5 años usando las pastillas. Solo faltaba un poco más, más esfuerzo, más dedicación, más compromiso para bajar esos 20 que me faltaban.
Meses después, una noche en casa de "tu papá", estábamos hablando de ti, de cómo serías, si sacarías sus ojos verdes... Decíamos "seguro va a ser morenit@ y gordit@. Seguro va a ser un cague de risa, seguro va a gustarle bailar..." Esa noche reímos mucho, ¿sabes? Pensábamos en cómo te íbamos a llamar. Yo quería Cristobal pero él decía que era nombre de blanco jajajaja. Esa noche soñé mucho contigo.
Tuvimos momentos complicados, no solo por la coyuntura del país y el mundo, momentos de mucha incertidumbre pero donde yo creía que el amor podía superar todo. Volví a subir de peso, me deprimí, me atacaba la ansiedad. Le pregunté varias veces ¿tú de verdad quieres esto? ¿Qué quieres conmigo? Y siempre, siempre, todo apuntaba a que cada promesa se cumpliría y tú llegarías como habíamos planeado. Entonces ese día elegimos tu nombre y te empezamos a llamar así. No te digo cuál fue porque ¿ya para qué? Seguro el que tienes cuando leas esto, debe ser mucho más bonito je.
Y bueno hij@, hoy esta relación se ha acabado, pero esta aventura es para prometerte 3 cosas como mamá, como persona:
- Prometo darte un padre que sea leal y fiel, que sea honesto y que realmente nos valore.
- Prometo ser una madre que se quiere y busca siempre su estabilidad mental, para poder cuidarte sanamente.
- Prometo esperar, no apurarme, no buscar por buscar. O sea, prometo cumplir las otras 2 promesas no matter what.