viernes, 22 de abril de 2016

Para los que se olvidaron y a quienes no les contaron

Debo confesar que de política no sé nada; no me gusta, no la entiendo, es completamente controversial y enredada. En este proceso electoral siempre mi posición fue muy silenciosa, en general me gusta observar todo primero, averiguar por mi cuenta, hacer algunas preguntas "tranquilas" a los conocedores y luego emitir mi propia decisión. ¡Imposible hacerlo desde Facebook! Hubiera sido motivo para perder a más de un contacto, si es que ya no perdí algunos.

Pero en general, lo que me llama mucho la atención de esta sacudida electoral con manchas rojas, agendas, minería ilegal y fotos de perfil con botones morados, es cómo se ha manejado el tema del terrorismo. Ahora a cualquiera le dicen terruco y a los terrucos les dicen héroes. ¿En qué momento me dormí y ocurrió esto? ¿Qué cosas te puedo decir para hacerte entender que Abimael no fue ni es ni será el próximo Ironman? Me toca de manera personal escuchar a tanta persona que exije, reclama, grita y demanda que suelten a tanto terrorista, o perdón, mejor dicho a tanto "luchador de justicia".

El tema de los derechos humanos me tiene cojuda. Una persona vuela tu casa, secuestra a tu familia, mata a tus compañeros, aterroriza a un país y cuando lo atrapan y lo matan -porque sí, merecen estar muertos- entonces es una injusticia a su derecho de vivir. ¿Puta madre qué tengo que hacerles un velorio? No pues... no podemos ser tan suavecitos con algunas cosas, y no voy a referirme a gobiernos, ex presidentes o futuros gobernantes. ¿Hubo terrorismo? Sí. ¿Se acabó en su momento? Sí. Fin y ya estamos, no le des tanta vuelta de cómo lo hicieron o en qué se equivocaron.

Yo nací en el 83, digamos que hay algunas cuantas cosas que recuerdo de esa época. Teníamos un guardia de seguridad en la cuadra, un chiquillo vestido de civil con cara de huevón y sin arma... pero ahí estaba él. Recuerdo el toque de queda, los apagones y de vez en cuando alguna balacera. Vivíamos en San Miguel cerca a Cassinelli y me acuerdo cuando mi mamá esperaba en la puerta que mi hermano llegara caminando desde el paradero cuando escuchamos la bomba, mi mamá contaba los segundos que se hacían interminables y el muchachito que no se aparecía. De pronto, entre el alboroto del barrio llegó él; su micro pasó frente a la tienda y segundos después, mientras veían las letras en el retrovisor, explotó todo.

Una noche, domingo exactamente, habrá sido cerca de las 8pm estaba sola en la cocina viendo "Las mil y una de Carlos Álvarez" cuando tocaron el timbre. Era el muchachito de seguridad con cara de huevón que me pedía que abra la puerta. Llamé a mi papá para que salga, él estaba con gripe así que se puso una chalina, se cerró bien la camisa de dormir y bajó a abrir la puerta. Lo que más claro tengo hasta ahora fue el cañón que vi entrar por la puerta apuntando a mi papá en la frente. Subí corriendo las escaleras para despertar a mi mamá gritando que alguien estaba apuntándole a mi papá. Salimos corriendo del cuarto y de pronto subía mi papá con 4 hombres, todos con metralletas. Sí, metralletas.

Nos encerraron a todos en el baño del segundo piso. Mi mamá no estaba segura de quiénes estábamos en la casa, somos 6 hermanos, todos eran grandes y ¡Hello! no había celular así que ella no estaba segura. Mi hermana mayor estaba fuera con el enamorado, pero faltaba mi hermano Christian, nadie sabía dónde estaba. Mi hermano Martín me tenía abrazada, estábamos los dos dentro de la tina, mi papá sentado en el water, mi otro hermano y hermana en el piso, el vigilante a un costado y mi mamá de pie frente a ellos. ¡Eran 7!

"¿Dónde está tu hijo concha tu madre?" Era la pregunta que hacían una y otra vez, hasta que de un solo empujón mi hermano cayó dentro del baño. Estuvo en la ducha y su cuarto quedaba al fondo de la casa, cuando escuchó el alboroto se fue al techo a buscar ayuda con los vecinos y lo agarraron. Otra vez el cañón apuntaba a mi mamá, le gritaban que nos iban a matar a todos, que ya nos conocían la cara, que sabían quiénes éramos. "¿Tú quieres a tus hijos? Porque los vamos a matar"

Para hacer el cuento corto, alguien les dijo que mi papá tenía oro en la casa. Él ha trabajado toda su vida en el sector minero, en algún momento tuvo un cargo político, así que la idea de tener oro, joyas, bienes y grandes lujos era "obvia". Pensaban que se había puesto chalina para ocultar las cadenas... Querían llevárselo, pero mi mamá sacando una fuerza indescriptible les decía que él no salía sin ella y les tiraba de un manotazo el cañon hacia otro lado. "A mí no me apuntas, él no sale solo". Se les paraba al frente, como igual, mirándolos a la cara, sacando pecho.

Se llevaron a los dos. Buscaron en toda la casa. No encontraron oro obviamente porque con la justa mi papá había cobrado sueldo ese mes. No encontraron los ahorros que mi mamá tenía metidos en una media. "Tal vez nos dieron mal dato" Éso dijo el hijo de puta cabecilla cuando se dio con la sorpresa de que no había ni mierda en mi casa. Entonces qué hicieron, se llevaron todo lo que teníamos. TODO.

Antes de irse entraron al baño con una granada, la lanzaban de arriba a abajo sobre su mano. Nos teníamos que quedar quietos y esperar a que se vayan, o ellos soltaban la granada y todos volábamos en pedazos. Así que esperamos y esperamos y esperamos. Al tiempo en las noticias salió que atentaron contra un banco, en San Miguel también y varios de ellos murieron; los reconocieron por tatuajes que tenían, cicatrices, etc.

(Foto: elmontonero.pe)

Mis hermanos sufrieron los atentados de Tarata, María Angola, el Polo y no sé cuántos más. Llamadas diciendo que estaban secuestrados. ¿Saben lo que es no saber si alguien de tu familia está vivo o muerto? No me vengan a decir que ahora mi mamá es terruca por defender a su familia, porque ella hubiera sido capaz de dispararles a esos malditos con tal de salvarnos.

Así que hoy que se cumplen 19 años desde el operativo Chavín de Huántar, donde, para que te enteres chibolo que paras marchando por las huevas, murieron soldados, personas que sí tienen los huevos para ir a defender a su país y su gente. Y para que también te enteres por qué me joden tanto tus marchitas, mi papá fue invitado a la embajada; yo tenía la invitación en mi mano y le pedí que me lleve porque mi mamá estaba de viaje pero él dijo que me iba a aburrir (excusa para no llevarme y que me coma todos los sanguchitos ¡Ja!) 

Así que ya sabes chiquillo, piénsalo dos veces antes de que vuelvas, si quiera, a decirme que Abimael y toda su gentita, son héroes nacionales. Chibolo cojudo.