Parece que la navidad este año ha llegado revolucionaria; con catálogos nórdicos, con clima que todavía no se decide, chocolate para taza 10% cacao - 90% cualquier cosa y panetón con nombre recién salido del closet. Prefiero utilizar mi carta comodín que me exonera de comentarios y apreciaciones sobre lo antes expuesto, mejor prefiero hablar sobre mi percepción de la navidad.
Es automático. Llega diciembre y yo ya tengo en mi celular todas las versiones de villancicos clásicos que puedan existir, por supuesto, con uno de los grandes encabezando la lista. El impecable Frank Sinatra que me susurra un "have yourself a merry little christmas" y un cercano Michael Bublé que quiere que la navidad sea blanca. Así me gusta pasar mi diciembre, escuchando ese tipo de música y sin embargo, las personas no usan su carta comodín y me juzgan de "anglo" ¿Por qué? ¿Porque no escucho Los Toribianitos o las versiones de Thalía o José Feliciano? ¿O porque no estoy de acuerdo en que los peces beben y beben y vuelven a beber?
Vamos a relajarnos un poquito. No entremos tampoco en discusiones religiosas. Todos sabemos qué se celebra y todos celebramos de distintas formas dependiendo de nuestras creencias y yo aplaudo el respeto a la diversidad. Más allá de eso ¿Qué es para mí la navidad?
Las familias no son perfectas, siempre culpamos a los padres de nuestras desgracias, de nuestras malas decisiones. "Mis padres no me ayudaron" "No me supieron entender" "Mis hermanos me maltrataban psicológicamente" y no sé qué tanta cosa. Nos olvidamos del significado de familia, de alegría, de celebración, no recordamos lo que es el amor. Para mí, navidad es decorar el árbol con mi mamá y no pelear. Es que ella me pregunte ¿Qué tal si ponemos lazos en vez de bolas? y que yo le diga ¡Ya pues! y nos ponemos a colgar cada uno de los lazos que ella misma hace. Ya, ok, ella los cuelga y yo me siento a comer panetón mientras la miro, pero estamos juntas. Terminamos el nacimiento y luego prendemos todas las luces. Nos abrazamos, miramos todo, nos tomamos fotos y nos sentimos contentas.
Navidad para mí es ir a misa con mis padres y no sentir que tengo-que-ir-porque-así-lo-dice-mi-religión. Vamos juntos, oramos juntos, agradecemos juntos y celebramos juntos que en nosotros, renace la esperanza de que las cosas sí pueden cambiar si en nuestros corazones tenemos humildad, paz y amor. Y si eso les parece recontra cursi ¿Entonces por qué siguen leyendo mi crónica?
Es el alboroto de juntarnos todos y donde cada uno prepara algo para la cena. Mi mamá hace el pavo y le mete papas en rodajas en el fondo de la fuente para que se cocinen con el jugo. Yo preparo un puré de camote con marshmellows y queso parmesano de la chesumai y ensalada de fideos con pimiento y mayonesa. Mi papá pasa por ahí "verificando que todo esté bien" y robándose alguna cosita de la cocina. Es preguntarle a mi mamá si mi sazón está bien y que ella me pregunte si la de ella está bien. Es vestirnos elegantes, de repente con algo rojo, acomodar la mesa, acomodar los regalos, darle una pastillita a los perros para que no sufran con los fuegos artificiales y ponerle a Axel su disfraz de santa. Recordar cuando mis sobrinos eran peques y mi hermano se disfrazaba de Santa y de la nada ¡Oh Sorpresa! alguien tocaba la puerta y ellos emocionados la abrían y sus caritas de emoción eran invaluables. Es recordar la nieve caer por la ventana, bien abrazada de mi hermana mayor medio llorosas por estar lejos del hogar. Navidad es tomarnos mil fotos, cenar juntos, disfrutar juntos y al menos -por esa noche- perdonarnos, abrazarnos y desearnos nada más que felicidad.
Si cada uno de nosotros, tiene un concepto de navidad distinto al del resto ¿Respetemos no? Total... ¿No se supone que la navidad es amor y respeto? Seguiré celebrando, en inglés, que ya llega una blanca navidad. Mamá, saca los lazos... que yo corto el panetón.