Hace un año aproximadamente, camino al encuentro de una hamburguesa, un amigo me dijo "Cuando de pronto te conviertes en la prioridad de alguien... todo cambia" Seguro en ese momento respondí que sí, que era cierto o sonreí o de repente le dije que no interrumpa y seguí hablando. No recuerdo qué pasó luego, pero ahora, tanto tiempo después, me pongo a pensar en el hecho de convertir a una persona en tu prioridad.
<<Prioridad: preferencia de algo respecto de otra cosa precisamente en cuanto es causa suya, aunque existan en un mismo instante de tiempo>>
En otras palabras y llevándolo al contexto de esta nota, es cuando estás super cansada y piensas solo en dormir pero te llega un WhatsApp de él y te abres los ojos con lo que sea con tal de contestarle. Es cuando dices que no a todos tus amigos si quieren salir o a tu familia si quiere estar contigo porque él necesita que lo ayudes con algún trabajo y antes que termine de pedírtelo ya le dijiste que sí. Es cuando no puedes más con la sed pero él te pide el último sorbo de agua y se lo das. Luego te mueres deshidratada claro, pero él se salvó, porque "él es prioridad"
Obviamente en el momento en que este amigo me dijo eso fue porque alguien me había convertido en su prioridad; me escribía todo el tiempo, si me sentía mal llamaba las veces que eran necesarias para comprobar mi mejoría, buscaba la forma desesperada de hacerme reír, cumplía cada absurdo capricho, aceptaba cada lágrima manipuladora y cada insulto injustificado. Yo era su prioridad.
Y luego el tiempo se encarga de matar la primavera; mueve las hojas en el suelo que dan la bienvenida al otoño y al final... todo queda vacío. Llega el frío, llega el calor; y de pronto, los vientos soplan nuevamente y oh sorpresa... llega aquel que te empieza a joder la paciencia. Maldito viento que vino en contra, que se burló de las veces donde yo me burlaba, que me saca en cara todos los caprichos absurdos, todas esas lágrimas manipuladoras. Maldito viento que me puso última en tu lista. Que me puso última en mi propia lista, porque claro, tú ocupaste todos los espacios. Maldito viento... hermosa, asfixiante, enfermiza y gloriosa prioridad.