Hace 2 meses y 1 día lo conocí. Llevábamos algunos días wasapeando y en más de una oportunidad, se puso sobre la mesa salir en algún momento, pero yo me hacía la huevona. Mensajes de buenos días, cómo te fue hoy, qué vas a almorzar... y de pronto una pregunta interesante: ¿Cómo pasas San Valentín cuando estás solter@?
Yo, honesta como siempre, dije que detestaba el día. ¡Pero es verdad! Cuando la mayoría de tus san valentines han sido una buena cagada, pues ya la fecha te pone tensa, al punto que siempre pido vacaciones ese día porque no soporto ver el despliegue de amor a mi alrededor. (Sí, lo tomo malazo.) Pero también le conté que este año pues quería abordarlo de una manera distinta y que pensaba ir a la oficina a verme con mis amigos, íbamos a tomar unas chelitas también, entonces que le iba a poner buena cara a la fecha. Por su parte, él me contó que solo era una fecha más; lo que no soportaba era los lugares llenos, el tráfico y que todo se volvía comercial y exigente en un día, cuando es algo que debe darse siempre. True! Entonces pues, que no es que la pasara bien ni mal, simplemente era un día más.
Y bueno, así continuó la conversación hasta que de la nada... ¿Qué te parece si salimos a caminar y llevo algo para picar y conversamos?... Y yo que soy bien huevo frito pregunté ¿me estás invitando a salir? Puta que soy bien lenta jaja pero porque no estoy acostumbrada a que alguien venga y me invite a salir (qué triste esta oración). Y sí, ¡me estaba invitando a salir! Algo muy casual, sin que sea "una cita-cita", ponerle cara al asunto y vernos en un sitio público donde podamos caminar un rato, sentarnos por ahí y conversar por unas horas. Y así quedamos.
La mañana del 14.02.2022 fue mágica. Me levanté con una actitud distinta, no quería abordar este día de mala manera ni nada, solo quería pasarla bonito. Me sorprendió mi mejor amiga con un regalo, luego mi mejor amigo vino a verme con muchos dulces. ¡Sentí mucho amor! Me llevó a la oficina, vi a mis amigos, nos tomamos esas chelas y en el medio de tanta actividad positiva, estaba él escribiéndome, interesado en mí, ansioso por verme esa noche... Yo estaba aterrada, es la verdad. ¿Salir con alguien en San Valentín habiendo terminado una relación hace poquísimo tiempo atrás? ¿Estaré haciendo lo correcto?
Llegó la hora, me mandó la ubicación del punto de encuentro y pedí mi taxi. Estaba más nerviosa que el carajo pero tenía clara una cosa en mi mente: ser siempre yo. No decir lo que pienso el otro quiere escuchar solo para caerle bien. Si soy rara, pues soy rara y si algo no me cuadra, me tengo que ir de ahí. No quería aparentar nada, realmente quería gustarle por lo que soy.
Quienes me conocen, saben que soy la gordita de Carrusel; sí, la chibola romántica que sueña con vivir un cuento, una película romántica y si es un musical, mejor. Que me encanta la gileada old school, que me den la mano, los detalles, en fin... Cuando pensé en salir nuevamente, hablando de eso de ser honesta y transparente, pues si iba a salir, que sea como yo siempre quise, nada menos. Y todo lo que siempre quise en una cita-que-no-es-cita-pero-recontra-parece-cita, lo tuve esa noche.
Comienza la música de fondo. Una chica camina por el centro de una plaza siguiendo la ubicación de su cita desde su celular. Al llegar, levanta la mirada y ahí está él, parado al otro lado de la calle en la puerta de una iglesia, esperando que los autos pasen y cambie el semáforo para cruzar. Ahí vemos en pantalla PARAMOUNT PICTURES PRESENT y mientras él cruza la calle sin quitarle la mirada, empieza nuevamente la música de fondo a intensificarse. Llega frente a ella y se abrazan como si se conocieran de toda la vida. En pantalla vemos el título de la película: San Valentín en Pandemia, ¡no mentira! Jajaja no se me ocurre título pero así fue puta madre, así fue... Hace mucho tiempo no sentía tanta calma en un abrazo, me sentí tranquila, feliz, relajada y lo mejor fue que sentí que él se sentía así también.
Empezamos a caminar entre la gente buscando alguna banca para sentarnos. Era lindo, aún con la mascarilla puesta, todo él era lindo. Es lindo. La conversación era fluida, graciosa, no recuerdo exactamente qué tanto hablamos mientras caminábamos porque yo me sentía en una nube, flotando por la calle mientras él buscaba una banca. ¡Banca encontrada! Nos sentamos y me agarró de la mano, me hacía cariño. Yo solo pensaba que me sudaban las manos y qué rocheeeeeee, pero él me miraba tan bonito y me contaba cosas recontra interesantes, lo escuchaba atenta y era todo tan cómodo, repito como si nos conociéramos de muchísimo tiempo atrás. Todo fue muy fácil.
Te traje una sorpresa. ¿De qué está hablando este chico? Se supone que en una cita-que-no-es-cita uno no lleva regalos o detalles. Y de la nada saca de su mochila un taper con triples. ¡Sí, triples! Un día me dijiste que te gustaban los triples entonces me acordé que seguro vas a tener hambre a esta hora y después de caminar entonces te los traje. INSERTE AQUÍ CARA DE AHUEVADA CON FONDO MUSICAL PAR FAVAR. "Un día me contaste que te gustaba..." Ay Diosito, no sé hace cuánto tiempo no escuchaba eso... Obviamente le agradecí, me reía nerviosaza, seguíamos de las manos y nos mirábamos riendo. Fue entonces cuando procedí a guardar los triples en mi cartera y me dijo que no, que los tenga en la mano, porque había otra sorpresa y que esa sí debía guardarla en mi cartera.
¿De qué estamos hablando, qué otra sorpresa? ¡Esta cita-que-no-es-una-cita está siendo increíble! No sabía qué hacer y no porque me sintiera incómoda sino porque me sentía abrumada de atenciones y no sabía cómo reaccionar a ello. (Nuevamente, qué triste esa oración.) Me pidió que cerrara los ojos y estire mis manos. Sentí una tela como corduroy. Lo primero que pensé fue en el overall de un oso de peluche, pero no creí realmente que hayamos llegado al punto de regalar un peluche solo por el valentines... Abrí los ojos y era una bolsa de tela y adentro tenía unos audífonos inalámbricos. ¿Te acuerdas que te pregunté por tus audífonos y me dijiste que tenías unos malazos? Bueno, te traigo los míos, para que cuando te mande canciones las escuches bien.
¿MESTASWEBEANDO? No sabía qué decirle, lo único que atiné a hacer fue a guardarlos para que no me los roben jajajajajajajajajajajajajaja. ¡Por eso me dijo que los ponga en mi cartera! Luego lo abracé fuerte y le agradecí. Y así nos quedamos un rato, abrazados sin decir nada, solo estando ahí los dos.
Yo ya estaba a 10 céntimos de chapármelo pero no me sentía del todo segura, entonces nunca me quité la mascarilla porque sabía que corría el riesgo. Bueno, le dije para caminar un poco así que empezamos a dar vueltas por la plaza y las galerías. Me tenía de la mano y yo seguía flotando, algo así como un niño contento caminando con un globo en la mano, algo así. Llegamos a una esquina y mientras esperábamos el semáforo para cruzar me dijo ¡Mira la luna! Entonces volteé, miré al cielo y ahí estaba la luna llena gigantesca, hermosa llena de luz. Aquí empieza a sonar la música nuevamente, que sean violines esta vez... Y mientras me quedé tonta mirándola, él vino por detrás, me abrazó y me dijo al oído no sé porqué pero yo sabía que teníamos que pasar este día juntos. Entonces volteé a verlo y me lo chapé obviamente JAJAJAJAJAJA.
¡¿Cómo no hacerlo?! Ahí nos quedamos en esa esquina besándonos mil veces mientras la gente pasaba, cruzaban, vendían comida, en fin, el mundo avanzaba y nosotros solo estábamos ahí, siendo los dos sin que nada importe. Fue lo más romántico que me ha pasado en la vida. Esa esquina de República Dominicana con General Garzón será por siempre el spot de mi película romántica, de mi san valentín perfecto, de mi chico de los triples.
Al rato pedí mi taxi, guardé mis triples, nos dimos un beso y tras el "avísame cuando llegues", nos despedimos. Ahí es cuando en la pantalla aparece la palabra CONTINUARÁ... Suena la música de fondo, sale Fátima Yataco y al costado mi foto comiendo un triple en la cocina... Sale "El Chico de los Triples" y una foto suya comprándolos, luego salen los créditos con un agradecimiento especial a la Municipalidad de Jesús María... y termina la película.
Gracias por ese inolvidable 14 de febrero, mi eterno chico de los triples.