domingo, 15 de abril de 2018

Una cita conmigo

Cuando terminé con Diego, hace 10 años, no podía hacer nada sola. Era súper difícil el simple hecho de sentir que, desde ese momento, todo lo tenía que hacer sola. Tenía que estar buscando a alguien para que me acompañe todo el día, ¡hasta para ir a un cajero! Me sentía una inútil. ¿Les ha pasado? Ese feeling de que no puedes hacer nada si es que no tienes a alguien al costado, que no puedes resolver problemas, que no puedes enfrentarte a situaciones. Literal, yo me sentía una huevada sin sentido y dependiente al grado máximo.

Poco a poco empecé a "enfrentar al mundo" pero no porque me daba cuenta de mi error sino porque no había otra; o hacía yo misma las cosas o me jodía. Así que ni modo.

Varios años después me fui a almorzar con una amiga y ella me contaba que a veces, cuando tenía que hacer tiempo para esperar a su novio, se iba al cine sola. Yo pensé, una cosa es hacer tus cosas sola, que es lo más normal, y otra es ir al cine sola, no seas pendeja. Pero ella me decía que no tenía nada de malo ni de raro, ella disfrutaba mucho estar con ella misma, tener su espacio, su tiempo y hacer lo que le gustaba, ver la película que le gustaba y comer lo que a ella le gustaba. Y luego me miró y me dijo "¿no te gusta pasar tiempo contigo misma? ¿no te gustas?"

Todo el camino a mi casa me quedé pensando. ¿Me gusto? ¿Disfruto de estar conmigo misma? ¿Me quiero? ¿Me acepto? Todas mis respuestas eran negativas. Por mucho tiempo yo viví pensando que el problema del mundo era yo, que todas las cosas que no funcionaban eran por mi; yo no era suficiente, no valía la pena, no era perfecta, no era flaca, no era bonita y así y así y así... entonces, ¿cómo podía yo disfrutar de estar conmigo? Mis momentos de soledad eran los peores del mundo y vivía deprimida, ya no era un tema de hacer cosas sola sino un tema de aprender a convivir conmigo misma. Yo me odiaba.

Fui a terapia por mucho tiempo, me ayudó en muchas cosas, en otras me quedé a la mitad del camino. No sabía por dónde tenía que empezar a aceptarme y me cuestionaba mucho por qué no podía relacionarme con las peronas y la típica pregunta "¿por qué chucha no tengo enamorado?"

Una tarde saliendo de dar clases tenía que hacer varias cosas y me sobraba mucho tiempo, entonces decidí empezar a caminar... caminé como media hora con mis audífonos, de ahí me dio hambre, entré a comer una hamburguesa, no tenía Internet así que, básicamente, no podía hacer otra cosa que estar conmigo misma. ¡Y no estuvo nada mal!

Al tiempo conocí a Renzo, él siempre me decía si no estoy bien conmigo, no voy a estar bien con nadie. Yo trataba de entenderlo pero me costaba, pensaba ¿por qué no quiere estar conmigo en sus momentos libres? ¿Qué hay de malo en mí? Hasta que me di cuenta que querer estar con uno mismo NO TIENE NADA DE MALO. 

Empecé a pensar mmmm... de repente no es taaaaan malo ser yo misma. Comencé a reirme de mis defectos, ¡me di cuenta que soy divertida! Me empezó a ir mejor en el trabajo, conocí a nuevas personas, empecé a socializar y me daba cuenta que cada vez sonreía más. Cada vez era más fácil todo y entendía lo que Renzo me decía y cuando dejé de ahogarme por las huevas, los dos empezamos a respirar y empezamos a crecer. 

Entonces llegó la prueba de oro; fui al cine sola. Estaba en el micro y simplemente dije bájate ahora mismo y anda al cine. Entré y en la boletería me dijeron "solo tenemos lugares de 1 porque está lleno" Sí está bien, vengo sola. Toooodo el mundo volteó a verme. La gente habrá pensado qué tal loser esta chica que viene sola al cine. Pero, ¿saben qué? Que me chupen un huevo. Yo entré feliz con mi cancha tamaño gigante para comérmela sola sin que nadie me quiteeeeeeee y disfruté como nunca de una pela de Disney, de las que me gustan, de las que me encantan. Sin que nadie me diga que por qué las veo o por qué elijo esas películas. Puta madre, fue la mejor cita.


Y así, aunque me digan que estoy loca, cada cierto tiempo disfruto de ir al cine sola, de salir a comer sola, al teatro sola, caminar, ir en auto o lo que sea... aprendí que estar conmigo y estar bien es lo más bonito del mundo. Me encantan mis momentos conmigo misma, hasta disfruto de estar en el micro con mis audífonos. Algunos me dicen que ya estoy tocando los límites de lo antisocial porque no me gusta convivir con otros jajajajaja pero ya pues, ¡qué chucha! Lo que importa es que ya me acepto, pero más importante es que ya sé que soy una chica de la puta madre. ❤

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