miércoles, 12 de septiembre de 2012

Pantalla Grande


¿Qué piensan ustedes cuando les preguntan qué es el amor perfecto? Seguro deben pensar en una escena de una película. En Ariel tomando la poción mágica para tener piernas y vivir entre los vivos. En Jack hundiéndose en el agua mientras Rose toca el silbato que la salvará. O de repente Julia Roberts y Hugh Grant en una conferencia de prensa. Rachel entrando al apartamento de Ross al dejar su vuelo a Paris.

Pero primero debemos pensar, ¿existe realmente el amor perfecto? porque todos nuestros pensamientos se basan en alguna escena de pantalla grande o de repente en la tarjetita que te regaló el chiquito churro del nido.

Cuando yo pienso en el amor perfecto, afirmo con certeza que no existe, pero que lo que sí existe es el amor de verdad. La carta de San Pablo a los Corintios dice -y estoy segura que todos lo saben porque sale en todas las películas- "El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta"

Lo bueno de trabajar en casa es que cuando tomo mi break y salgo de mi cuarto, entro a la cocina por mi desayuno veloz y desde ese instante soy fiel testigo de que lo que dice el amigo Pablo es totalmente cierto. Mi mamá prepara el jugo de papaya con piña con una mano y con la otra prepara las dos tazas de café; mi papá por otro lado, pone el pan en el hornito, saca la mantequilla, el queso, la leche sin lactosa. Los dos se sientan a la mesa, sacan sus vitaminas, sus medicinas y su splenda para tomar desayuno. Mi mamá agradece a Dios y luego comen juntos. Cuando terminan, mi papá lava los platos, las tazas; mi mamá limpia la mesa y cada uno se mete en su mundo: mi papá en su computadora y mi mamá viendo Utilísima.

Vuelvo a encerrarme en mi cuarto para trabajar y salgo a la hora de almuerzo. Mi papá pone la mesa, de repente saca algún vinito; mi mamá pone el arroz en un tazón y luego al plato para que se vea bonito. Le sirve el guiso al rededor y limpia los bordes. Se sientan, agradecen y almuerzan juntos. Mi papá obviamente se va a chorrear el polo y mi mamá dirá "¡Ay negro!" a lo que mi papá responderá "pero qué cojudo soy" y los dos se van a reír de la misma broma que llevan haciendo todos los almuerzos que han tenido juntos.

Tengo 29 años y puedo decir que todos los días que he visto a esos dos locos juntos, los he visto abrazándose, besándose, atendiéndose, comprendiéndose y sobre todo toqueteándose como si fuera la primera vez que lo hacen. Como cuando mi mamá tenía 9 años y llevaba la ropa que mi abuelo cosía para mis otros abuelos y mi papá salía corriendo de la vergüenza. Como cuando mi papá estaba en el campamento minero y le mandaba cartas a mi mamá con poemas diciéndole que ya quería volver para ver a su chiquita. O simplemente cuando mi mamá sale de la ducha y entra al closet y mi papá deja su computadora y va corriendo detrás de ella para "ayudarla a cambiarse"

No son perfectos obvio, a veces pelean como todos los humanos, pero son reales. Mi mamá dice que el secreto es la admiración, dice que ella es fan de mi papá y aunque él no lo diga, también es fan de ella. Los dos son del mismo equipo. Mi papá odia Utilísima, pero siempre lo veo sentado en el mueble soportando "cocina fácil" sólo por estar sentado con mi mamá.

Feliz 47 aniversario a mis padres que los cumplen hoy 12 de septiembre. Son todo un ejemplo a seguir. 

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