Póngalo a dos cuotas por favor. Eso le dije al veterinario cuando decidimos que Axel sería nuestro perrito. Hace 13 años yo estaba en una relación y se nos metió en la cabeza esto de tener un perro de los dos. No vivíamos juntos, es más, nuestras casas quedaban relativamente lejos. Se suponía que nos íbamos a turnar al perro durante las semanas y, como siempre estábamos juntos, no habría problema alguno.
Cuando llegué a mi casa y le mostré a mis papás al perrito de frente me dijeron "aquí no se va a quedar". Esa es la típica oración de los padres, ¿no? Y después los ves jugando chochos con el animalito. Este caso fue igual pero se resistieron bastante, ¡no fue una batalla fácil de ganar! Pero primero, volvamos al momento de la compra millonaria...
El día que tomamos la decisión de comprar el perro hicimos un tour por las veterinarias de San Borja, queríamos ver un Pug aunque yo no estaba muy convencida de esa raza. Había tenido Cockers toda mi vida y quería seguir con ellos, pero mi ex insistía en el Pug. Cuando por fin encontramos una vet con un lomito así, pues no hubo conexión alguna. Ni caso me hizo el perro, mucho menos a él... así que empezamos a buscar otras opciones. De frente el vet me trajo a esta cosita negra con marrón con ojos de asustado. "Es un Jack Russell, como el perrito de la película 'La Máscara'; activo, inteligente, buen compañero". Lo primero que dije fue ¿esa raza no es blanca con marrón claro? "Sí, pero éste es otro tipo". En ese momento no pude darme de cuenta de la estafa -era obvio que era cruzado- porque en lo único que me fijé fue en cómo su colita se activó al mirarme. Fue flechazo, no me quito esa imagen de la mente. Nos miramos, nos besamos, nos enamoramos; fue instantáneo.
¡Nos lo llevamos! ¿Cuánto cuesta? "Está a buen precio, solo 90 dólares". Yo solo saqué mi tarjeta de crédito y le pedí que lo pusiera a dos cuotas jajajaja porque moría por un perro pero estaba misia y mi ex solo puso la buena voluntad para algo que se suponía era de los dos. Y así llegó Axel (Rose) a mi vida, bautizado como uno de nuestros cantantes favoritos pero con la E bien puesta.
¡Entonces! Esa tarde llegué a mi casa y el pequeño no fue bien aceptado... por unas semanas estuvo en ambas casas hasta el día en que mi ex dijo "aquí ya no puede quedarse". ¡¿QUÉ?! O sea, el perro era de los dos SUPUESTAMENTE y ahora no tenía dónde quedarse. Mis papás también dieron el rotundo no y yo no sabía qué hacer. Lo tuvimos un tiempo a escondidas y luego la relación se terminó; también fue obvio que yo me quedaba con el perro porque, a ver, ¿Quién lo compró? ¿Quién lo pagó? ¿Quién siempre fue la que buscó la solución de la vivienda? ¡Ese perro siempre fue mío!
La mamá de mi sobrina Alejandra, en un acto de solidaridad, me dijo que se quedaba con Axel así que mi cachorro se fue a vivir con su prima... Me lo devolvieron a los 2 días... El pobre perro no dejaba de llorar y, en sed de rebeldía, rompió toda su cama. Mis papás se sintieron mal y me dijeron que podía tenerlo en casa, porque además yo estaba con una depresión muy fuerte por la ruptura, entonces necesitaba a mi perro cerca.
Su carita cuando entró a la casa y me vio. ¡Era solo un cachorrito! No tenía ni 1 año, pero entró a la casa disparado y se sentó en la puerta de mi cuarto, no le hizo caso a nadie y estaba tan emocionado que ni cuenta se dio que yo estaba parada afuera para recibirlo. A penas nuestras miradas se encontraron, el amor incondicional se hizo presente y nos metimos felices a mi cuarto a jugar en la cama. Ahí fue cuando cambié de veterinaria y en la nueva me dijeron "Sí sabe que su perro es cruzado, ¿verdad?" ¿Cómo así que cómo fue? JAJAJAJAJA. Ahí confirmé la estafa y comprobé que mi jabalí era cruce de Jack Russell con Beagle, por ello los colores negros y marrones. Pero qué chuchaaaaaaa, mi perro era único y especial... ES único y especial.
Y así vamos por la vida juntos siempre de la mano-pata... es mi perrito salvador. Me dio calma durante mis peores momentos de ira, se quedaba pegado a mí en mis depresiones, dormía sobre mi pecho durante los ataques de ansiedad más intensos. Nunca me dejó sola. Siempre me trajo alegrías.
Trece años han pasado y aquí estamos, un poco más lentos y gordos los dos jajajaja pero más sabios también y con un amor inacabable. ¡Definitivamente la mejor compra que hice! Mi perrito a cuotas, mi perrito salvador.
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