La
misma duda de Benjamín se me presenta al momento de querer analizar esta
película, ¿Por dónde empezar? Si le hacemos caso a Irene, entonces debo
comenzar por lo primero que recuerde y si no le hacemos caso debo empezar por
el inicio. Y es entonces cuando me pregunto nuevamente, ¿Por dónde empezar?
Opto por la primera opción: lo primero que recuerde.
El
color rojo se me quedó por completo en la mente y cuando salgo de casa y veo a
mi alrededor lo primero que resalta es ese color, usado de manera tan
inteligente en la película. Todo lo importante es de color rojo; cuando se
presenta Irene, las flores a Sandoval, las cortinas de Morales, la sangre de
Liliana. Rompe la tranquilidad, misterio y tristeza de los colores neutros, de los
grises, los marrones y las sombras, dando una esperanza; una esperanza que de
repente puede convertirse en un momento feliz, un momento de risa, un momento de
relajo. El balance perfecto a tanta intriga. Sin embargo, ¿se dan cuenta que
Gómez nunca tiene algo rojo?
No
es el personaje principal, pero para mí, el favorito fue Sandoval, el fiel
amigo y compañero, que anda en su propio mundo, a su propio ritmo. Le pone la
nota alegre a la película y a mi parecer, es el héroe dentro de todo su caos.
Él nos presenta la teoría de la pasión, de por qué hacemos las cosas que
hacemos cuando a veces no son las correctas -su alcoholismo por ejemplo- y es
inevitable que nos hagamos la pregunta ¿Cuál es mi pasión? ¿Tengo una pasión? Y
esta pregunta, esta explicación es el pilar de la película, por eso encuentran
a Gómez las dos veces y es por eso que Benjamín termina su historia con
Irene, si no, la película no tendría final porque el final de la novela no es
el mismo que el de la historia.
Sandoval
también nos da una lección de amistad y lealtad; no me refiero solamente a la
escena donde él muere haciéndose pasar por Benjamín, sino en toda la película.
Siempre a su lado, siempre su cómplice de “travesuras”, lo sigue, lo apoya, lo
alienta a no desistir. Cuando tiene un problema acude a Benjamín, su esposa
también, entonces sólo nos queda comprobar que la relación de ambos no se trata
de compañeros de trabajo, se trata de compinches y nos duele cuando muere.
A
Ricardo Darín (Benjamín Espósito) lo recuerdo de Nueve Reinas y siempre lo vi como un actor cómico y hasta poco
serio, por así decirlo. Quedé maravillada con su tremenda actuación porque
logró mezclar esa comicidad, esa ironía con el drama de la película y el
personaje estuvo diseñado para él. No es cualquier persona trabajadora con
humor negro, es un agente judicial que obviamente debe ser negro y debe tener
la palabra en la punta de la lengua, salidas rápidas, tácticas de guerra,
venganza, justicia. Es el vivo de la película, ve lo que los otros no ven, es
el don juan.
Ese
personaje nos muestra lo que todos vemos pero desde el otro lado. Todos los
días cuando tomamos desayuno viendo las noticias y escuchamos que un violador
está libre, que un corrupto no fue a la cárcel o que un inocente sí lo está,
nos preguntamos ¿Qué pasa con la justicia en nuestro país? Benjamín nos muestra
eso, cómo se pasan las causas de mano en mano, los cambios de documentos, las
venganzas, los desquites entre uno y otro, la corrupción y la evasión también
cuando Sandoval contesta el teléfono y siempre es “número equivocado”. Por otro
lado, como en algún momento dice Irene, es justicia, no se sabe si buena o
mala, pero una justicia. Algunos luchan por ella, otros sólo deben continuarla.
A la
mitad de la película siento que mi mirada me delata pues estoy conectada al
100% y la veo con mucha atención. Secreto del título revelado. No es sólo cómo Benjamín
descubre a Gómez, es cómo todos nos descubrimos y pasa en todo momento. Haga
pausa un momento y mire a su alrededor y verá las miradas de todos. No es
coincidencia que Irene tenga ojos grandes –y encima siempre con una prenda
roja- es lo que la determina y lo que la vende cuando está frente a Benjamín.
Cómo ambos se miran y todos queremos gritar ¡que de una buena vez se besen! Te
enganchan, te hacen cómplice de su amor secreto a vivas voces. Como mujer, me
hace querer una mirada así, una historia así.
Historia
como la de Morales, que a fin de cuentas es la historia central de la novela y
lo que inspira a Benjamín. Más de 25 años y seguía enamorado de su esposa,
obsesionado con encontrar al culpable y decidido a tomar la justicia por sus
propias manos. ¿Puedo yo llevar una vida así o puede alguien llevar una vida
así? El pobre hombre se queda enfrascado en su propia justicia y si bien tiene
un trabajo, una casa que mantiene limpia y conexión con el mundo, su único
propósito es que Gómez pague lo que hizo. Está completamente dedicado a él que
hasta llega a ser enfermizo porque amolda su vida en eso; se apoya en eso
porque es su único consuelo. Es lo que mantiene el recuerdo de su esposa vivo,
para que así él no pueda olvidarla. Para que no olvide si fue miel o limón.
Irene
me gusta, me cae bien. No es una típica mujer y es porque no tiene el típico
puesto de trabajo. Cuántas veces vemos películas, sobre todo latinas, donde
exista una mujer en la justicia y que sea la jefa de dos hombres; nunca.
Inteligente, severa, segura, con una habilidad de palabra y viveza que deja
chico a cualquier hombre, sobre todo de esos años y de ese ambiente laboral. Mi
parte favorita es la escena en la estación de tren; ella rompe completamente su
coraza y nos deja ver otra parte de Irene, que vemos muy poco y en momentos
contados, siempre cuando está con Benjamín. Ella sufre la partida de un amor,
sufre como cualquier mujer, espera que él se baje y se quede con ella o que se
la lleve, espera como cualquier mujer, bota su orgullo y corre detrás de él,
como yo, como usted. Es el momento de conexión más grande con el público porque
como dije al inicio, ella no es un personaje femenino típico, entonces en algún
lado tenía que haber un cliché.
Lo
que la muerte para algunos puede significar papeleo, pérdida de tiempo,
culpables al azar, firma y sello, para otros significa el comienzo de una
historia, de varias historias que no hubieran llegado a ser lo que son sin una
muerte. Ése es el propósito de la vida y no es sólo en la película. Es la
oportunidad de empezar desde cero, de retomar tu vida, de tener el control. Si
tú decides quedarte en el mismo punto, al final es tu decisión, nadie más la
tomó por ti, entonces tienes el control. Podemos decir que Liliana Coloto le
dio un sentido a la vida miserable de Sandoval, le dio una novela a Benjamín,
una historia de amor a Irene. Justicia, una justicia, a su esposo y un castigo
a Gómez.
Es
una mezcla de emociones la película, por momentos me siento usada, siento que
hacen conmigo lo que quieren. Me he reído a carcajadas, me he sentido
miserablemente triste, indignada hasta los codos, conmovida, he llorado y he
dejado de respirar abrazada a mis piernas sobre el sillón. Y después respiro
hondo y no sé cómo sentirme porque en casi dos horas he sentido todo lo que no
he sentido en meses. ¿Logró la película su cometido? Sólo agregaré que en tres
días la he visto ya cuatro veces y cada vez me maravillo más de todos los
secretos que tiene, cada vez siento más cosas. Y debo terminar de escribir, porque esta crónica es la excusa perfecta para verla de nuevo.
Hola Morena, tengo que admitir que me gusta mucho como escribes, como te expresas.
ResponderEliminarGracias anónimo! :)
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