Brindo hoy, por esos días del inicio. Esos
días donde las horas eran interminables, donde el viento era denso y ligero,
donde una sonrisa curaba todo y una carcajada era el cielo. Donde las llamadas
duraban horas y nos hacían ver el amanecer. Donde un lunes era el mejor día, el
más esperado, el más entusiasmado, el más lleno de magia, el más lleno de
ilusión.
Esos días donde una hamburguesa hecha en
casa tenía más sentido que cualquier papel firmado, siempre junto a una gaseosa
color naranja y un cigarro en el muro cerca de la puerta. Siempre con poca luz.
Siempre sin testigos.
Por esas tardes en la banca de un parque
con una caja de sándwiches y una docena de dulces, mirando cómo pasan los
perros, mirando cómo se caen los niños, riéndonos de ellos, riéndonos de todo.
Por esas caminatas de la mano, por esos besos en las esquinas, por esos
"me encantas" y esos "no me quiero ir".
Esas tardes de jugar maquinitas, de armar
rompecabezas, de ir a las jugueterías, de perder en el básquet y de perder en
los vampiros. Por esas tardes de "te quiero" y de "no quiero que
te vayas".
Por esas noches de "ya te
extraño", de M&Ms y Coca Cola, de cigarros a la media noche y de miles
"ya deja de fumar y ven". Por tantos abrazos largos, ronquidos
fuertes y caídas de la cama. Por ese hombro que siempre amortigua mis lágrimas,
por ese temple que me da siempre calma.
Brindo hoy, por las incontables horas que
separan nuestras manos, por las que aún nos esperan, por las que veremos pasar.
Por todo lo que aún no llega, por todo lo que quiero darte, por ser tú, por no
cambiar, por hacerme mejor, por ser mi mejor plan.
Por esos días... por esas noches... por
todo lo que te voy a amar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario