martes, 2 de diciembre de 2014

Querido Santa

Parece que la navidad este año ha llegado revolucionaria; con catálogos nórdicos, con clima que todavía no se decide, chocolate para taza 10% cacao - 90% cualquier cosa y panetón con nombre recién salido del closet. Prefiero utilizar mi carta comodín que me exonera de comentarios y apreciaciones sobre lo antes expuesto, mejor prefiero hablar sobre mi percepción de la navidad.

Es automático. Llega diciembre y yo ya tengo en mi celular todas las versiones de villancicos clásicos que puedan existir, por supuesto, con uno de los grandes encabezando la lista. El impecable Frank Sinatra que me susurra un "have yourself a merry little christmas" y un cercano Michael Bublé que quiere que la navidad sea blanca. Así me gusta pasar mi diciembre, escuchando ese tipo de música y sin embargo, las personas no usan su carta comodín y me juzgan de "anglo" ¿Por qué? ¿Porque no escucho Los Toribianitos o las versiones de Thalía o José Feliciano? ¿O porque no estoy de acuerdo en que los peces beben y beben y vuelven a beber?

Vamos a relajarnos un poquito. No entremos tampoco en discusiones religiosas. Todos sabemos qué se celebra y todos celebramos de distintas formas dependiendo de nuestras creencias y yo aplaudo el respeto a la diversidad. Más allá de eso ¿Qué es para mí la navidad?

Las familias no son perfectas, siempre culpamos a los padres de nuestras desgracias, de nuestras malas decisiones. "Mis padres no me ayudaron" "No me supieron entender" "Mis hermanos me maltrataban psicológicamente" y no sé qué tanta cosa. Nos olvidamos del significado de familia, de alegría, de celebración, no recordamos lo que es el amor. Para mí, navidad es decorar el árbol con mi mamá y no pelear. Es que ella me pregunte ¿Qué tal si ponemos lazos en vez de bolas? y que yo le diga ¡Ya pues! y nos ponemos a colgar cada uno de los lazos que ella misma hace. Ya, ok, ella los cuelga y yo me siento a comer panetón mientras la miro, pero estamos juntas. Terminamos el nacimiento y luego prendemos todas las luces. Nos abrazamos, miramos todo, nos tomamos fotos y nos sentimos contentas.

Navidad para mí es ir a misa con mis padres y no sentir que tengo-que-ir-porque-así-lo-dice-mi-religión. Vamos juntos, oramos juntos, agradecemos juntos y celebramos juntos que en nosotros, renace la esperanza de que las cosas sí pueden cambiar si en nuestros corazones tenemos humildad, paz y amor. Y si eso les parece recontra cursi ¿Entonces por qué siguen leyendo mi crónica? 

Es el alboroto de juntarnos todos y donde cada uno prepara algo para la cena. Mi mamá hace el pavo y le mete papas en rodajas en el fondo de la fuente para que se cocinen con el jugo. Yo preparo un puré de camote con marshmellows y queso parmesano de la chesumai y ensalada de fideos con pimiento y mayonesa. Mi papá pasa por ahí "verificando que todo esté bien" y robándose alguna cosita de la cocina. Es preguntarle a mi mamá si mi sazón está bien y que ella me pregunte si la de ella está bien. Es vestirnos elegantes, de repente con algo rojo, acomodar la mesa, acomodar los regalos, darle una pastillita a los perros para que no sufran con los fuegos artificiales y ponerle a Axel su disfraz de santa. Recordar cuando mis sobrinos eran peques y mi hermano se disfrazaba de Santa y de la nada ¡Oh Sorpresa! alguien tocaba la puerta y ellos emocionados la abrían y sus caritas de emoción eran invaluables. Es recordar la nieve caer por la ventana, bien abrazada de mi hermana mayor medio llorosas por estar lejos del hogar. Navidad es tomarnos mil fotos, cenar juntos, disfrutar juntos y al menos -por esa noche- perdonarnos, abrazarnos y desearnos nada más que felicidad.

Si cada uno de nosotros, tiene un concepto de navidad distinto al del resto ¿Respetemos no? Total... ¿No se supone que la navidad es amor y respeto? Seguiré celebrando, en inglés, que ya llega una blanca navidad. Mamá, saca los lazos... que yo corto el panetón.

martes, 27 de mayo de 2014

Prioridad vs "Prioridad"

Hace un año aproximadamente, camino al encuentro de una hamburguesa, un amigo me dijo "Cuando de pronto te conviertes en la prioridad de alguien... todo cambia" Seguro en ese momento respondí que sí, que era cierto o sonreí o de repente le dije que no interrumpa y seguí hablando. No recuerdo qué pasó luego, pero ahora, tanto tiempo después, me pongo a pensar en el hecho de convertir a una persona en tu prioridad.

<<Prioridad: preferencia de algo respecto de otra cosa precisamente en cuanto es causa suya, aunque existan en un mismo instante de tiempo>>


En otras palabras y llevándolo al contexto de esta nota, es cuando estás super cansada y piensas solo en dormir pero te llega un WhatsApp de él y te abres los ojos con lo que sea con tal de contestarle. Es cuando dices que no a todos tus amigos si quieren salir o a tu familia si quiere estar contigo porque él necesita que lo ayudes con algún trabajo y antes que termine de pedírtelo ya le dijiste que sí. Es cuando no puedes más con la sed pero él te pide el último sorbo de agua y se lo das. Luego te mueres deshidratada claro, pero él se salvó, porque "él es prioridad" 

Obviamente en el momento en que este amigo me dijo eso fue porque alguien me había convertido en su prioridad; me escribía todo el tiempo, si me sentía mal llamaba las veces que eran necesarias para comprobar mi mejoría, buscaba la forma desesperada de hacerme reír, cumplía cada absurdo capricho, aceptaba cada lágrima manipuladora y cada insulto injustificado. Yo era su prioridad. 

Y luego el tiempo se encarga de matar la primavera; mueve las hojas en el suelo que dan la bienvenida al otoño y al final... todo queda vacío. Llega el frío, llega el calor; y de pronto, los vientos soplan nuevamente y oh sorpresa... llega aquel que te empieza a joder la paciencia. Maldito viento que vino en contra, que se burló de las veces donde yo me burlaba, que me saca en cara todos los caprichos absurdos, todas esas lágrimas manipuladoras. Maldito viento que me puso última en tu lista. Que me puso última en mi propia lista, porque claro, tú ocupaste todos los espacios. Maldito viento... hermosa, asfixiante, enfermiza y gloriosa prioridad. 

miércoles, 26 de marzo de 2014

El poder del #Hashtag

Columna publicada por el diario universitario Tu Campus

Parece que está de moda utilizar etiquetas en todos nuestros mensajes, incluso, muchas veces los usamos fuera de redes sociales, sólo porque así lo hacen todos. #NoMeDigasQueNuncaLoHasHecho. ¿Pero entendemos realmente cómo funcionan los hashtags? Las etiquetas no sólo nos sirven para filtrar un tema, crear tendencias o comunidades; también nos sirve para buscar información con exactitud y ver qué publican otros usuarios sobre el tema que estamos investigando.

Llevemos este caso a la coyuntura mundial y analicemos la situación en Venezuela. ¿Cuántos hashtags puedes identificar? #VenezuelaReporta #SOSVenezuela #DaleUnChanceALaPaz son las principales tendencias y esto se ha convertido en una acción necesaria del pueblo para contar lo que sucede día a día en su lucha contra el gobierno actual. Sobre todo los estudiantes, ante la limitación de información que se comparte con el mundo, utilizan Twitter para informarnos, se convirtieron en agentes de información, reporteros ad honorem.

Para periodistas o estudiantes en investigación, el sabio uso del hashtag es un arte porque si sabemos qué tendencia seguir o cómo crear y viralizar una de ellas, tenemos la información en nuestras manos. ¿Qué importante es ser el primero en informar no? Si no tienes una cuenta en Twitter, te invito a que abras una ahora, explores mucho más esta herramienta básica para la búsqueda de información, creación de contenidos y por qué no, seguir a tus personajes favoritos.


¡Un abrazo fuerte a todos los que trabajan en TuCampus en este primer aniversario! #FelizAniversario #MediosDeComunicacion

¡No mires atrás!

Crónica publicada en Revista Gente Edición Especial Aniversario Marzo N° 1586

The Walking Dead llega a su cuarta temporada y los “walkers” limeños nos invaden

¡Ya sé cómo defenderme de un ataque zombie! Me dijo la hija de una amiga mientras impedía que entre a su casa hace un par de semanas. Con mi típica levantada de ceja pensé Oh Dios mío, otra víctima de la serie The Walking Dead y es que nunca comprendí el afán de la gente por verla. En el aparador del televisor estaban todas las temporadas juntas y preparaban ya una maratón para estar listas para el estreno de la cuarta el 10 de febrero. Qué más daba ver un capítulo mientras cuidaba de la pequeña.
Bastaron unos minutos para que me declare oficialmente una walker y me uniera a la comunidad más grande en Lima que cuenta con 35 mil seguidores en Facebook (The Walking Dead (Perú)) Pero investigando la página me choqué con mi triste realidad ¿Qué es ser una walker? Conversando con Jonathan Aguilar, administrador del fan page, llegué a entender que no basta con sólo ver la serie esporádicamente o que te guste el género zombie; ser un walker significa dos cosas: o llenas tu casa de armas, comida, medicinas y un plan de contingencia; o sales a que te muerdan y convertirte en un zombie de verdad.
La idea de un ataque zombie me parece un poco utópica y extrema. Sin embargo, el impacto social es tan grande que existen personas llamadas preppers que realmente creen que ocurrirá una catástrofe mundial –de diversa índole- y que deben tomar las medidas necesarias para sobrevivir. El escritor Max Brooks en su libro Zombie – Guía de Supervivencia explica a detalle cuáles son los pasos a seguir y armas necesarias. No se le puede atacar a un zombie en cualquier parte del cuerpo ¡Claro que no! Y tampoco podemos confiarnos de las armas de fuego. Debemos ir a la cabeza y si se la cortamos, mucho mejor.
Si bien la violencia es un tema controversial y constantemente vemos en las noticias jóvenes o hasta niños que atentan contra otros influenciados por películas, series, video juegos o comics; encontré bastante interesante la postura del walker ante una invasión. Vamos a ponerlo de esta forma: un zombie está muerto, entonces ¿Qué más da matarlo? Es el villano ideal. No hay remordimientos, no te enfrentas a ser juzgado, todos tienen una meta: matar al enemigo y eso “no se ve mal”.

Pero si nos centramos en el lado humano y bajo los sentimientos que tenemos en el fondo ¿Qué pasaría si es un ser querido el zombie? Es una posición complicada eso de no saber de qué lado estás; si tu esposa te ataca ¿Mueres con ella, te conviertes o sobrevives terminando con su sufrimiento? “Muchos a veces nos dejamos llevar por todo lo malo que nos ofrece la vida, a veces hacemos daño a los demás, por cosas que nos pasan en nuestra infancia” Me explicaKarla Milla B, administradora de la comunidad The Walking Dead Perú Fans.
¿Podríamos de repente asociar zombie con jefe abusivo, compañeros de trabajo traidores, bullying en los colegios o una novia obsesiva? Jonathan me explica que todo en la vida cuesta, es una batalla, un enfrentamiento, un ataque zombie y todos somos sobrevivientes en la lucha constante de nuestros objetivos. Y es que por fin entendí el afán de los walkers, el éxito de TWD; la identificación social con el televidente que siente, cada día, que es un sobreviviente.
Estemos atentos entonces walkers limeños para el evento de cierre de la cuarta temporada el 30 de marzo con maquillaje zombie, merchandising, exposiciones y obviamente, la proyección del último capítulo. Cierren sus puertas, guarden comida y prepárense.

viernes, 14 de febrero de 2014

¡Alerta! La hermanita menor quiere jugar.

Ser la última de seis hijos no es fácil, sobre todo cuando tus hermanos te llevan muchos años de diferencia. Mis pobres hermanos mellizos, que me llevan sólo ocho años, fueron los que más sufrieron con mis juegos de Barbies y la cocinita. Cuando yo tenía 5 años, los mayores tenían 21, 20 y 18 entonces por obvias razones no querían jugar conmigo. Pero los mellizos tenían 13, lo que significaba, que por "dedocracia", les tocaba jugar conmigo.

Yo era insoportable. Bueno, creo que a veces todavía lo soy ¿No? Entraba corriendo al cuarto de ellos y me tiraba en la cama con mi overall de jean, mis zapatillas de Punky Brewster y mis colas horrendas... ¿Qué hacen? era la típica pregunta odiosa que les hacía y ellos, volteando los ojos, decían "Queti". Entonces, el drama de la hermana menor choteada llegaba y en la casa se escuchaba su dolor a viva voz... ¡Mamá! y las lágrimas corrían por mis cachetes gigantes mientras preparaba el paso para aterrizar en los brazos de mi madre comprensiva que les gritaría por molestarme. Pero como son mellizos, se organizaban para detener mi escape; uno en la puerta y otro atrás jalándome del overall. No digas nada negra odiosa. Y como arte de magia, mis lágrimas se convertían en una risa malévola, manipuladora, chinchosa a la potencia máxima. Y siempre terminaban contándome realmente lo que estaban haciendo.

Sin embargo, todo en esta vida tiene un precio y siempre terminamos pagando caro. Era tan espesa que ellos tuvieron que idear un plan para librarse de mí. Cada vez que yo les preguntaba si podía jugar con ellos me decían Ya, pero nosotros jugamos a las peleas. Yo molesta les decía que no, que teníamos que jugar con mis Barbies o ir al parque a montar bicicleta y ellos, atrincherados en el sillón, repetían una y otra vez... Nosotros jugamos a las peleas. Mis llantos ya no funcionaban, mi mamá estaba harta y me decía que no moleste, mi papá les gritaba y luego se cagaban de risa los tres de mí. Era un complot.

Un día me armé de valor y decidí jugar a las peleas con ellos. ¿Qué era lo peor que podría pasar? Los ojos de Martín brillaron cuando les dije que sí quería jugar. Mi hermano Pepe se sobaba las manos y contenía la risa. Los dos se pararon y literalmente... me sacaron la mierda.

¡Mamá! Se escuchó nuevamente por toda la casa. ¿Qué dijo mi madre? Para qué te pones a jugar a las peleas pues. No era justo, yo quería jugar con mis hermanos y ellos me abollaban de la peor manera. Ustedes me conocen, ¿Creen que yo iba a dejar eso pasar? ¡Jamás! Entonces al día siguiente volvía, valiente, decidida, odiosa. Y un día me dijeron que ya no jugarían nunca más conmigo porque yo siempre lloraba y los acusaba con mi mamá; complot N° 2. Yo les juré que no diría nada y que sería valiente como ellos -claro pues, qué les iban a doler mis golpecitos ridículos- y la única condición que pusieron para que me dejaran jugar era no llorar y yo acepté.

En silencio, apretando mis ojitos llorosos, aguantando el dolor y las náuseas, yo aguantaba las dobladas de brazo, los puñetes, jaladas de colitas, apretadas de estómago y puestas de cabeza. Cuando veían que ya no daba más me dejaban darles unos cuantos manotazos y después volvían al ataque. Una vez terminado el juego, donde obviamente yo perdía, me iba a mi cuarto a sobarme callada mientras los inmundos se reían en la sala.

Esta crónica no es para hablar de maltrato infantil, de bullying o de abuso, es para recordar esas historias que te marcan la vida y que ahora, cuando nos sentamos en la mesa familiar todos viejos y gordos, morimos de la risa recordando mis colas horrendas y las sacadas de mierda que me daban. Mi mamá dice que no se acuerda de eso, mi papá se ríe calladito y luego dice Era más odiosa la morena

Todavía cuando me ven en la cama se tiran encima mío, me tiran un puñete en el hombro (sin respetar que tengo uno malo) o me jalan el cabello para "comprobar si tengo extensiones o no". Yo siempre seré su hermanita menor la odiosa, y ellos serán siempre mis hermanos mayores a quienes idolatro. Y siempre, pase lo que pase, siempre querré jugar a las peleas con ellos. Feliz cumpleaños hermanos mellizos. Más tarde los llamaré para preguntarles ¿Qué hacen?